Cada proyecto es un universo en sí mismo. Algunos brillan con éxito, mientras que otros colapsan bajo su propia presión. Pero, ¿qué marca la diferencia?
Hace unos días, junto a VASS University, reflexionamos sobre un punto clave: el éxito de los proyectos depende, en gran medida, de los Power Skills (antes llamados soft skills) de los Project Managers. ¡No basta con el conocimiento técnico!
En la sesión, identificamos algunas competencias fundamentales que un Project Manager debería tener:
Pero aquí está el reto: no todos los power skills son igual de críticos en cada proyecto. Dependiendo de la complejidad, el entorno y los stakeholders, algunas pesarán más que otras. Sí, en teoría queremos un Project Manager que lo tenga todo, pero en la práctica, pensemos en el principio de Pareto: el 80% de los resultados provienen del 20% de las competencias clave.
Compartimos un ejemplo fascinante: el caso del Telescopio Espacial James Webb, una de las misiones más ambiciosas de la historia, que enfrentó desafíos monumentales:
Con un equipo de expertos brillantes, ¿qué estaba fallando? En 2018, el rumbo cambió. La clave no fue la tecnología, sino los power skills. El nuevo Program Manager priorizó la comunicación transparente, la generación de confianza y la gestión de errores como oportunidades de mejora. En este tipo de proyecto, esas fueron las competencias críticas, porque las técnicas ya estaban cubiertas.
Al final, los proyectos se parecen a las estrellas: nacen del caos, el polvo y la presión, pero con el liderazgo adecuado, pueden brillar y transformar organizaciones. Si no… corren el riesgo de convertirse en agujeros negros.
Y tú:
por Claudia Salas
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