Todas las organizaciones gestionan, de forma deliberada o no, las distintas características (visibles y no visibles) que presentan sus personas y la creación de la diversidad como una capacidad que genera ventaja competitiva. No existen las organizaciones sin diversidad: sencillamente porque las personas somos distintas por naturaleza. Por supuesto, no todas las organizaciones trabajan la diversidad de forma activa y consciente (la falta de valorar las diferencias es un estilo de gestión de diversidad en sí).
Sin duda la diversidad es una capacidad cada vez más deseada en muchas organizaciones: queremos diversidad para tener equipos con mayor potencial de asumir desafíos e idear soluciones, queremos diversidad para tener distintos puntos de vista en las organizaciones y poder innovar, queremos diversidad para empatizar con los clientes y desarrollar mejores productos… en fin, queremos diversidad para generar organizaciones más flexibles y adaptables: es decir, organizaciones más ágiles.
Al hablar de agile y diversidad podemos hablar de Agile Diversity, que comprende de dos grandes dimensiones: Agile para la Diversidad (Agile for Diversity) y Diversidad para Agile (Diversity for Agile). Dos caras de la misma moneda.
AGILE PARA LA DIVERSIDAD
En esta dimensión hablamos de adoptar la filosofía agile para realizar el trabajo vinculado con la Gestión de la Diversidad, bajo un enfoque más orientado a las personas y a agregar valor. Recordemos que algunos de los principales focos de esta área, comunmente liderada por áreas de RRHH o de Responsabilidad Social, son:
Para realizar estas funciones bajo un nuevo enfoque, podemos adoptar valores y principios como: hacer de las personas el centro, generar resultados que funcionen, responder ante el cambio, no planificar en exceso, colaboración, transparencia, mejora continua, reflexión y aprendizaje, simplicidad, reducir el time-to-market de los resultados, auto-organización y motivación. La adopción de estos valores conlleva una nueva forma de pensar y trabajar. Por ejemplo, si pensamos en “individuos e interacciones sobre procesos y herramientas” (como propone el Manifesto Agile), podemos empezar a pensar bajo el paradigma de que las personas son más importantes que cumplir con políticas estrictas de diversidad. Así, sería mucho más importante dar con el candidato ideal en un proceso de selección a dejarlo de contratar porque estaríamos cumpliendo la métrica objetivo.
Algunos otros ejemplos de cómo podemos adoptar estos principios y valores:
Por supuesto, también podemos adoptar prácticas ágiles para gestionar el trabajo cotidiano, como:
DIVERSIDAD PARA AGILE
Cuando hablamos de Gestión de la Diversidad para Agile, hacemos énfasis en cómo la diversidad sustenta la agilidad empresarial. Cuando hablamos de agilidad empresarial, nos referimos a la capacidad que tiene una organización, como sistema, para adaptarse al entorno y generar beneficios, sin impactar negativamente en la seguridad psicológica de las personas.
La Gestión de la Diversidad contribuye de varias maneras a desarrollar la agilidad empresarial, a través de:
Y tú, ¿cómo estás adoptando agile en alguna o ambas dimensiones de la Gestión de la Diversidad? Si aún no has empezado, ¿cuáles son tus siguientes pasos?
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